mulalla", les sucedían "una serie de pequeñas y catastróficas desdichas", como relatan a continuación:
"En la ciudad anterior a la frontera con Mongolia tuvimos la última parada antes de abandonar Rusia, allí estuvimos parados la friolera de 7 horas, con el water del tren cerrado y el único water disponible en la estación era, como no, de pago 8 rublos (10 céntimos más o menos).
La cosa creíamos que arrancaba cuando nos trajo "la simpática" de la jefa de vagón (la muy ....) los papeles de inmigración, por duplicado... Un rato de rellenar papeles diciendo que no transportas material radioactivo, explosivos, armas, sustancias alucinógenas (sí, en serio lo pregunta) y que si tienes algo que declarar, como dinero ganado en el país, vehículo de transporte a motor o no,... vamos hasta la talla de sujetador de la chicas!!. Después nada, entra un militar ruso albino (el que sale a la izquierda de la imagen) con una linterna de todo a 100 mira debajo de las camas inferior y "spasiva", ¿¿... spasiva??, llevamos siete horas paraos pa que vengas y mires una mierda??, Joder queremos un registro en toda regla, cacheo incluido.
Veintiún kilómetros después la misma historia, pero en Mongolia, eso sí mucho más efectivos, parada de solo dos horas y además el soldaillo mongol, nos dijo en perfecto ingles, "thank you, welcome to mongolia", parece mentira pero con una sonrisa y buenas palabras todo pasa mejor...
El resto de la noche comenzó con la ya clásica apertura de cerveza de litro y medio y una fantástica cena a base de embutido ruso, pure de patatas (deshidratado, por supuesto) y noodles (fideos chinos), los mejores amigos de un viajero del transiberiano.
AVISO para navegantes: te pueden romper el pasaporte como le pasó a Patricia (le separaron las hojas de la cubierta) y cuando vayáis a pasar fronteras llevaros una botella vacía para mear, porque la jefa de vagón chapa el meódromo 1/2 hora antes de la primera parada y no hay forma de mear en unas 3 horas."
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